martes, 11 de noviembre de 2008

Lluvia de Estrellas

Esa noche tan vertiginosa, impredecible, que parecía terminar con la madrugada. Caminaba lentamente, me disponía a llegar a casa, simplemente a tocar la cama y en ese instante perderme en un profundo sueño, pero lo que pasó posteriormente hacía que sintiera esa magia que sucede a menudo en el espacio de Morfeo. No llegué a la hora que mis padres me dispusieron como límite, el regaño es el que sí estaría puntual antes de que el sol comenzara a calentar los campos, cuando se confunde con el atardecer, pero no importaba, el momento lo valía: seguía caminando, en el instante que cruzaba la vía, no miré hacia los lados, una luz que caía a lo lejos me hizo inspeccionar el cielo, ésta, mis ojos no la pudieron apreciar demasiado, pero quedó en mi mente y fue allí donde la pude contemplar con mayor intensidad, hasta llegar a deterner el tiempo, bueno eso creía, lo que pasaba era una idea tras otra que me llenaban de gozo. Me detuve en medio de esa larga y vieja vía, por la que los automoviles se adueñan el mayor tiempo posible; apareció otro lucero, esta vez más lento, mejor que el anterior, entonces aquel, ya se me olvidaba, pero me acumulaba más dicha, pense en que tenía la suerte de haber visto otro casi al mismo tiempo, es probable que se seguían, era una pareja, lo malo o lo bueno, dependiendo de la situación que se pudiese presentar, a mi me faltaba una; pensándolo bien, era peor no tenerla, porque una mujer, en mi caso, son aquellas que iluminan de hermosos momentos la vida, frase tal vez muy trillada, pero demasiado cierta. Mi cabeza no pensaba en que probablemente el tiempo corría demasiado a prisa, y que podría perder allí la vida, es por eso que lograba contemplar la tercera estrella, una luz que no se perdía, perfecta desde su punta gruesa hasta los últimos rastros que tardaban en esfumarse, mi corazón latía furte, pero lento, de la emoción se bríncó al temor, un miedo que me hacía sudar, sentía frío por la humedad de mi cuerpo junto con la de la noche, inmediatamente se evaporaba, pues a pesar de todo mi cuerpo tenía una temperatura alta...

sábado, 11 de octubre de 2008

Iniciando

Iniciando, inicio sin iniciar...
Es de noche, casi de madrugada,
el alma anda de paseo,
el cuerpo estático y la mente ocupada.